miércoles, 25 de febrero de 2009

Eurisko tiene un hermanito


La familia blogera acaba de ampliarse con "La bola en la ingle" (http://labola-enlaingle.blogspot.com/). La idea de este nuevo espacio, básicamente, darle lugar a esas notas que, por cuestiones de esencia, en Eurisko quedaban desfasadas. Es decir, aquellos posteos en los que hablaba de la vida misma mía, de las cosas que me daban bronca, las que me llamaban la atención, las que me alegraban, las que me hacían llorar y las que me movilizaban, entre otras cuestiones.


¿Qué quiero anunciar con todo este palabrerío?. Es muy simple. Eurisko será netamente cultural y La bola en la ingle será bien catártico, como si descargará mis energías, mis frustraciones, mis alegrís y mis tristezas desde mi teclado hacia el mundo. La vida puede ser dura y nos golpea a menudo. Está en nosotros el saber devolverle la ofensa y reponernos de las heridas.

PD: Al igual que en Eurisko, las colaboraciones son bienvenidas. Por cierto, ¿es necesario que explique el nombre del blog?. ¿Ah, sí?. No molesten no se puede obtener todo lo que se desa en esta vida, che.

lunes, 23 de febrero de 2009

Lo del camarada es muy corto...

Tras unas vacaciones de casi tres meses, el poeta maldito de Neuquén, Héctor Kalamikoy regresa a Eurisko. Esta vez con dos relatos breves escritos en exclusiva para este blog. Los dejo con ellos y no se olviden de comentar. Hay que alimentar el ego también, che...

Lázaro


Al tercer día volvió a la vida. Bueno, ahí estaban las cámaras de los periodistas. No era el primero, pero ¿quién?
“Del otro lado ya tenía trabajo. Con las dos monedas comí tres días. Nadie te pide los documentos ni te para en la calle. Cuando desperté acá, bueno, me quería morir”.

Censura

Alberto Gonzáles llega muy contento a procedente de Sudamérica, pero pronto se da cuenta de que no es tan bienvenido en. La y los son realmente jodidos con los extranjeros. “Sudaca, vuelve a tu país. No tenemos ni lugar ni trabajo para ti”.
Gonzáles no hace caso de lo que le dicen, pero los insisten en su actitud y día a día ponen trabas a la vida de Alberto; aunque trabaja duro, siempre lo hostigan. Alberto Gonzáles piensa que ni siquiera los aborígenes en América fueron tan persistentes en su actitud hostil hacia los primeros inmigrantes de origen.
“No es justo, piensa Alberto, mi abuela es y mi abuelo también”.
Al final el asunto se resuelve rápidamente cuando la atrapa a Alberto Gonzáles y lo expulsa de. “No tiene la visa en orden” “Pero, sí, yo, la embajada, me dijo que” Alberto vuelve a Sudamérica, y cuando incidentalmente rememora su estadía en, critica duramente a esos ciudadanos y a ese país que no merecen nombrarse.

martes, 3 de febrero de 2009

Yo quiero que Pablo Frizan tenga un papel en la película de "El eternauta"







Desde los diez años, hay un deseo que siempre recorre mi mente: Que hagan una película de "El eternauta", la historieta argentina por excelencia creada por dos monstruos de la viñeta nacional: Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Soy un fanático de esta obra maestra. La leo alrededor de diez veces por año, como para no gastarla. Y muchas veces le dedico toda una noche de lectura.


Hace unos meses, se supo que la adaptación cinematográfica estaba en proyecto y que su directora y guionista era Lucrecia Martel, quien dirigiera "La ciénaga", "La niña santa" y "La mujer sin cabeza". Martel contó en una entrevista que le estaba pasando algo similar a mí con "El eternauta" pero con la ewcritura del guión. Esa situación me lleva a afirmar que, por suerte, la aventura cayó en buenas manos.


Al igual que muchos, me gustaría participar del proyecto en un pequeño papel, aunque sea de extra. Estar metido en la producción de cualquier manera es un sueño cumplido. Por eso, publico esta nota para iniciar una campaña que llegué a los oídos de Lucrecia Martel para que, dentro de sus posibilidades, haga feliz a mi niño interior.


Por favor, hagan circular esta dirección y el link que dejo abajo. Es el grupo que creé en Facebook para que mi campaña tenga una difusión más amplia.



Otro cuento breve

Demasiado tarde

"Ni te imaginás cuanto..."