miércoles, 19 de diciembre de 2012

El desapropio. La estrategia de Quiroga (y de otros tantos)

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Hace 12 años, cuando el intendente Horacio Quiroga asumía su primera gestión, dos de sus primeras medidas referidas a la política cultural fueron reforzar el “Neuquén cultural” (que casualmente se fue abandonando con el tiempo) y sacar del Anfiteatro del Parque Central, al grupo de artistas que gestionaban y organizaban actividades en ese lugar.

¿Qué ocurrió desde entonces?. Mientras se cajoneaban los 20 proyectos presentados por artistas para impulsar el anfiteatro, desde la Municipalidad comenzó a abandonarse sistemáticamente el lugar. Se lo dejo de iluminar y sí se lo hizo se lo iluminaba poco. No se lo limpió con la frecuencia que debería hacerse en los espacios públicos. Nunca se puso siquiera un baño químico. Los accesos y veredas, rotos, nunca fueron arreglados. No se le brindó seguridad, entendiendo la seguridad los puntos anteriores y no sólo la presencia policial. Y si uno tenía el atrevimiento de pedirlo para un evento la respuesta era positiva siempre y cuando uno lo limpiara. Cosa que le correspondió siempre a la Municipalidad. Eso sí, cuando el propio Ejecutivo hacía algo ahí, que lindo que se ponía.


Esos 12 años sirvieron para hacer con la sociedad neuquina una suerte de experimento sociológico o psicológico o ponganle el nombre que quieran. Abandonar el lugar, ocultarlo, invisibilizarlo, para que con el tiempo a nadie le interesara el Anfiteatro, que la ciudad se desapropiara de él y no le importara si un día se lo tapaba para abrir una calle. Hecho que pudo confirmarse al hacerse público el CDNTRATACION DIRECTA DE N° 03/2012 Expediente DE N° 326-M-2012 .

La historia que nació el 29 de abril habla a las claras del fracaso de esta estrategia de Quiroga o, en todo caso, de su proyecto de gobierno. Aún así, muchos sectores, en los primeros meses de lo que representó y representa esta lucha, se hacían eco del experimento y vociferaban “Si ese lugar era una mugre, siempre estaba oscuro, había ladrones y borrachos, la gente lo usaba de baño y de cama pasional”. Palabras que hablan de una falta de cumplimiento de sus deberes por parte del Municipio. Pero nadie, aparentemente, quiso ver ese lado de la historia como tampoco quisieron ver la violación sistemática de ordenanzas por parte de la misma Municipalidad.

Un negocio de 12 millones de pesos anuales fue lo que se arruinó con el rescate y destape del Anfiteatro. Un negocio que implicaba estacionamiento. Hoy una parte del Parque Central tiene un Arco Romano, más conocido como Arco Romano Marixa Balli, y por como está quedando, todo parece indicar que estacionamiento es lo que habrá durante toda la semana.

El Arco busca invisibilizar el Anfiteatro Recuperado Gato Negro como espacio cultural. Nuevamente, desde la Intendencia se busca polarizar el asunto. Cultura de elite y cultura popular. Esto es bueno, aquello es malo.

Tampoco se trata de restarle mérito de importancia y trascendencia al artista que venga de afuera. Para nada. Pero lo correcto es apoyar con la misma intensidad a lo nuestro, a lo propio. Y aquí surge una vez más la estrategia del desapropio que no es exclusiva del gerente general de la PYMES Nuevo Compromiso Neuquino, sino de todos los que han pasado por la Cartera de Cultura en los diferentes Gobiernos. Apoyar al de afuera y, en todo caso, a ciertos referentes regionales, para que poco a poco, lo propio pasara a ser casi ajeno y que la sociedad lo hiciera a un lado.

Por suerte, existen los artistas independientes que han logrado sostener el arte local. Podrán gustarnos o no algunas expresiones, pero lo mismo ocurre con lo que viene de afuera.

El último episodio de esta estrategia no tiene que ver en si con un espacio cultural pero si con un espacio de encuentro social, de contención, de recreación y esparcimeinto. Caramba, es exactamente lo mismo.

Ayer, se cementó la pileta del Barrio San Lorenzo, en pleno oeste neuquino. En el sector de la ciudad del que muchos se acuerdan en las campañas o cuando hay que pavimentar. El sector de la ciudad que siempre se posterga porque es el centro al que hay que poner lindo y bonito. Y de nivel, nos olvidemos que es de nivel.

¿Qué ocurrió con la pileta?. Se la clausuró en numerosas oportunidades. Se la rehabilitó sin mejoras en su infraestructura. Se la abandonó. Se le dejo de brindar seguridad, entendiendo la seguridad como un todo. Incluso, los alrededores parecían estar destinados al mismo final. El experimento sociológico triunfó.

La gente se desapropió del lugar. Le dejo de importar el lugar ni se molestó con que se lo haya tapado.

Como ocurrió con el Anfiteatro, la medida fue inconsulta. Los argumentos del propio Quiroga, si se los analiza un poco, lo descubren en su incumplimiento de responsabilidades. Y hay un importante grupo de vecinos que si usaban el lugar que hoy no cuentan con su espacio de recreación para el verano en un sector de la ciudad que busca ser marginado.

Y no tanto.

¿Por qué se tapó en realidad la pileta?. En el proyecto que se impulsa para el Parque Oeste figura una pileta nueva, linda y bonita y de nivel. El negocio es construir una pileta y no mejorar y revalorizar la ya existente. No pueden existir dos en el mismo lugar. No gusta la competencia. Lo público es visto como enemigo del negocio, parece.

Y más ejemplos sobran. Podemos citar las plazoletas de Avenida Olascoaga, los anfiteatros en otros barrios como el de Cuenca XV y hasta los balnearios en el Río, lo que nos lleva al desmalezamiento de la zona y el negocio inmobiliario.

¿Cómo podemos plantarnos ante esta situación?. Es cuestión de apropiarnos de los reclamos, hacerlos carne y denunciarlos. Pero no quedarse en la denuncia o en la postura “todo es una mierda, mejor me encierro en mi burbuja”. Hay que trabajar para corregir esa situación. Y si ese trabajo implica usar las mismas herramientas que utiliza nuestro eventual enemigo, es decir, los medios, hay que utilizarlas Hay que hacer público lo que realmente hacen y no lo que dicen que hacen.

Y sí, es una cuestión política. Pero lo político no tiene porque ser considerado algo malo. Lo político no tiene que ser algo propio de los partidos ni de los funcionarios. Su mal desempeño no tiene que teñir a la política que, como arte de la discusión de ideas y construcción desde la diferencia, es apasionante. Si no lo consideramos así, ahí si que estamos fritos si cedemos ante esta nueva estrategia.

La llamada mayoría silenciosa tiene una voz. Es hora de que sea escuchada. Y poco a poco, espero, vamos camino a eso.

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