lunes, 18 de mayo de 2009

Yo leí poco y nada de Mario Benedetti


Es un título bastante malo para empezar una nota sobre la partida de uno de los más importantes - no me gusta limitarlo a poeta - retratistas del alma de los hombres y mujeres. Pero, es la verdad. Decir lo contrario afirmando que lo leo siempre y tengo todos sus libros me parece una falta de respeto a su figura y a toda su obra. De todo su extenso trabajo, sólo me aventuré hasta la mitad de La Tregua y una selección de sus poemas. Confieso que su arte nunca fue lo mío, como tampoco lo fue la poesía en general. De por sí, no me cierra que alguien se tomé como 200 palabras para decir "Amo a una mujer/hombre" o "Cuan desgraciado soy" o "Que linda que es la naturaleza" y un largo listado de lugares comúnes de la literatura que, cada tanto, se cruza con las realidades del momento.

Sin embargo, no puedo evitar sentirme identificado con los protagonistas de sus versos ya que yo, en cuantiosas ocasiones, he debido apelar a todo mi vocabulario para expresar mis sentimientos. Paradojicamente, he estado aun mas involucrado e situaciones en las que no encontraba palabras para expresar lo que siento, un tanto por temor y otro tanto por esa autorepresión que nos infligimos los caballeros de la armadura oxidada. Por eso, a pesar de mi rechazo a esta forma literaria, valoró la valentía de quienes nacieron poetas y quienes saben darle mas sinfonía a un seco "Te amo".

Y es en este reconocimiento, al menos así lo entiendo yo, por el cual debemos recordar a Mario Benedetti y no en la alevosía discursiva de afirmar "Tengo todos sus libros y uno de ellos está bajo la almohada de mi cama".

No será raro que alguna editorial, apoyada luego por algún diario, de pronto se acuerde de este uruguayo terrenal y publique sus obras completas. Bienvenida sea la iniciativa siempre y cuando sirva para aventurar a los que no tuvieron la valentía de viajar por sus palabras, y no porque sea culturalmente correcto hacerlo.

Sí. Se fue Mario Benedetti y muchos lloran su partida en estos días. Pero, ¿de qué sirven esas lágrimas si no caen en las páginas de algún libro?. Por mi parte, sólo puedo decir que algún día regresaré a La tregua cuando así lo sienta y no cuando me digan que deba. Espero que segundos después de dar vuelta a la última página, pueda gritarle desde nuestra mortalidad y dejando los formalismos encerrados: "La puta. Que pedazo de libro te mandaste. Un mate en tu honor, hermano".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó la nota! Además muy sincera...