domingo, 19 de abril de 2009

Eurisko recibe a un nuev amigo

Como bien saben los cuantiosos seguidores de este benémerito espacio virtual, desde hace ya un tiempo que no aparecen notas nuevas. Es decir, se ha limitado las posibilidades a simples apuntes noticiosos nuevos y viejos. pero, desde hoy eso se acaba. A partir de ahora, sólo notas nuevas, colaboraciones y cuentos.
En este sentido, me llena de alegría publicar la primera colaboración de alguien a quien aprecio, Ph. Parkinsön, quien con un monologo da el primer paso en Eurisko. El texto fue presentado en un concurso, y si no escapa a mi memoria, ganó un premio y todo.

Disfrutenlo.

Las palabras


En realidad quise hacer algo bien lindo para ganarme algo copado en el concurso, pero no quiso salir nada... A mí me gusta escribir pero cuando no estoy de humor... se me sale la chaveta, me pongo loco loco. Entonces me puse a pensar así nervioso y todo, y me salieron algunas cosas divertidas. Qué se yo, algo medieval, algo moderno, alguna poesía, algo de amor... pero todo lo borraba y el cursor se quedaba sin palabras de nuevo. Para qué, empecé a tirar todo: los posters, la ropa, la tele, desordené toda la cama, un quilombo. Quilombo no es mala palabra. Una vez escuché que así se le decía antes a esos lugares donde hay chicas que hacen favores, re piolas las chicas. ¿Y porqué va a ser mala palabra el nombre de un lugar donde hacen favores?. Tendrían que agradecer. Está tan loco el mundo, de repente decir hola va ser decir una mala palabra... Con lo que a mí me gustan las palabras.
El otro día la seño enseñó unas bien lindas, las iba a usar si escribía algo literario. Ahí está, literario. Que buena palabra, que groso. Mi vieja es medio corta con las palabras, por eso me cae mejor la seño. Es mas piola, dice las cosas, no las grita. No dice malas palabras, la otra gorda esa se la pasa que boludo de acá, que boludo de allá. Yo no sé qué es boludo, pero el otro día se lo dije al Julián y la seño que casi que me mata. Entonces ahí me di cuenta y dije “¡ah! Es una mala palabra”.
Igual, hace un tiempo escuché a un viejo en la tele, uno de esos que saben de palabras, y dijo que las malas palabras no existen. Porque las palabras no son malas, porque las palabras no pegan. Entonces, a uno que es chico, esas cosas lo confunden. Yo digo, ¿Por qué no se ponen de acuerdo los grandes y después hablan?. Como la otra vez cuando le pregunté a la abuela dónde estaba mi papá y me dijo que estaba en un viaje muy largo, y después voy y le pregunto a la gorda fofa de mi mamá lo mismo y me dice así toda mal “Esta muerrrto”. Así resaltando la ere, con bronca. Y yo muzzarela, no le dije nada. Pero, a uno que es chico, esas cosas lo confunden. No me importa tanto donde está mi viejo, si no está es problema de él, el hijo que se perdió. Pero yo veo que el Julián anda de acá para allá con Luis y a mí me dan ganas de tener un Luis. Aparte el Julián es mas pavo, le contesta mal, le dice que es malo... yo si llegara a tener un papá, de todo hago. Jugamos a la pelota, nos reímos, le enseño palabras, que él me enseñe las que sabe. Mi abuela dijo que el Julián es un pendejo malcriado y desagradecido, andá vos a saber que significa eso. Lo que sé es que es malo, seguro es malo.
Mi abuela no te va a andar hablando bien de nadie mas que de su nieto, osea yo ¿no?. Lo que pasa es que salí bonito y de ojitos claros, la nona loca. Es un caño la nona. Un caño, viste, esas cosas las aprendo en la calle. Tengo un amigo, ese de la esquina que anda todo rotoso, todo hecho bolsa. Tiene olor a pichí, pero capaz que le gusta ese perfume, yo tengo uno del Hombre Araña. Es re amable este amigo que tengo, se cuelga en las eses y tiene mucho hipo, pero es re piola. Y él me enseña a hablar así, esas palabras con doble sentido, me dice él, que estás diciendo una cosa pero significa otra. Es para gente inteligente, no es para cualquiera, y como yo soy inteligente lo entiendo. Hace un tiempo me contó que enseñaba, antes de colgarse en las eses y tener olor a pichí, enseñaba a escribir. Profesor de letras. Y yo quiero ser como mi amigo algún día. La abuela dice que no, que cómo voy a querer eso, que es mala vida eso. Pero yo quiero ser inteligente y mi amigo es inteligente. No necesito estar con traje y toda la bola. Mi amigo es inteligente con olor y todo. A ver si ella, tan linda que se pone todos los días y la gorda fofa esa que se pasa toda la noche afuera sabe qué significa la palabra literario. Mi amigo, el oloroso, se sabe esa y como veinte más. No es ningún gil ese. Es mi amigo.
Y no me importa que mi amigo sea oloroso, feo, rotoso, mugroso o lo que sea. El Julián es limpito y es un gil, me dijo que mi amigo es borracho. Entonces si mi amigo es borracho, yo quiero ser como él, porque es inteligente. A ver si los demás se atreven a vivir la vida del borracho, que te pisan, que te patean, te ignoran. Esa me la enseñó la seño también. ¿Quién tiene el valor de vivir la vida diferente a la normal? ¿Quién se va a atrever a decir que las palabras son todas buenas? ¿Quién va a darle una mano a mi amigo el borracho? ¿Quién me va a dar una mano si estoy mal? Porque estoy mal. Y el único que me ayuda es el borracho. Ese que es despreciado, como dijo la seño, ese me ayuda. Me enseña palabras. Con lo que me a mí me gustan las palabras...

Ph. Parkinsön



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