Hace unos días, alguien me preguntó si no iba a escribir algo de los musicales que estaban por hacer todas las academias de danza de la ciudad. Le contesté primero que no era quien para poder hacer un análisis del "fenomenoide" y, segundo, que, a pesar de ello, iba a publicar unas líneas siempre y cuando pudiera hacer la nota con la seriedad que se ameritaba.
Pero no pude con mi genio. La primera nota fue un sútil sarcasmo sobre estos espectáculos. Pero no me gustó como había quedado. En la segunda, terminé hablando de lo que yo pensaba sobre lo que realmente es un musical. Al igual que la anterior, culminó en la papelera de reciclaje.
Como no soy alguien que baja los brazos con facilidad. Decidí apelar al humor y mezclar mis dos obras que jamás serán publicadas.
Y decidí hacerlo con este video. La mejor parodia a "El planeta de los simios" que ví en mis 28 años - a punto de ser 29 - de molestar al mundo. Disfruten.
viernes, 31 de octubre de 2008
viernes, 24 de octubre de 2008
Tomar vino gratis te da status. Entérate.
Noche de viernes en el Museo Nacional de Bellas Artes Sede Neuquén. O como prefiero llamarlo yo, la sala grande de exposiciones. Mi reloj marcaba las veinte y diez y el tufillo a vino y champagne amenizaba las charlas de ignotos ilustres que alababan el status que le daba a la capital provincial el edificio en el que se encontraban.
¿Qué hacía yo entre gente de alta alcurnia?. Estaba dispuesto a escuchar a Miguel Brascó, quien a pesar de ser abogado, escritor y dibujante, es más reconocido por ser especialista en cuestiones relacionadas a los vinos y su particular mundo. Para los que no hayan leído nunca sus artículos, Brascó habla con cierto humor de los vinos riéndose de las etiquetas que le han colgado a través de los años.
La charla fue amena y bastante divertida. Sobre todo cuando destacó que el vino tiene olor a vino y punto, y no que tenía más de 600 aromas, entre los cuáles se destacaban las almendras de un bosque con nombre alemán. Pero este no era el objetivo de estas palabras. En realidad, sí porque está relacionado. Brascó se reía en la cara de muchos de los que lo habían ido a ver. Justamente, esa gente que se cree que un vino bueno es bueno si la botella es cara, aquella gente que se cree experta porque una vez le contaron algún secreto del vino, aquella gente que sólo comparte una copa en un evento de prestigio y encima gratis, aquella gente que se olvidó de que no importa qué vino tomas sino con quien lo tomas y en qué momento. Tal como ocurre en las charlas de mate.
Tal vez estoy sobredimensionando un poco las cosas. Pero creo que es parte de una costumbre que me está molestando o, al menos, me hace ruido en la cabeza desde hace un tiempo. Uno no debe hacer algo o ir a algún lugar porque te deja bien parado a los ojos del otro o porque es políticamente correcto. Uno debe hacerlo si siente que tiene que hacerlo. Es así de simple. Habrá obligaciones de por medio en algunos casos. No lo niego. Pero, en mi caso prefiero mantener la autenticidad de mis intenciones. Y esta es, al fin y al cabo, parte de la esencia de Eurisko.
Dichas estas palabras, les informó que, a pesar de que mis notas predominen en este espacio, el juego está abierto a todos aquellos que quieran participar en la redacción. Poco a poco, estoy armando un interesante equipo de colaboradores. Y eso me entusiasma. Y mucho (Momento para el chiste interno: Me salió a lo HG).
¿Qué hacía yo entre gente de alta alcurnia?. Estaba dispuesto a escuchar a Miguel Brascó, quien a pesar de ser abogado, escritor y dibujante, es más reconocido por ser especialista en cuestiones relacionadas a los vinos y su particular mundo. Para los que no hayan leído nunca sus artículos, Brascó habla con cierto humor de los vinos riéndose de las etiquetas que le han colgado a través de los años.
La charla fue amena y bastante divertida. Sobre todo cuando destacó que el vino tiene olor a vino y punto, y no que tenía más de 600 aromas, entre los cuáles se destacaban las almendras de un bosque con nombre alemán. Pero este no era el objetivo de estas palabras. En realidad, sí porque está relacionado. Brascó se reía en la cara de muchos de los que lo habían ido a ver. Justamente, esa gente que se cree que un vino bueno es bueno si la botella es cara, aquella gente que se cree experta porque una vez le contaron algún secreto del vino, aquella gente que sólo comparte una copa en un evento de prestigio y encima gratis, aquella gente que se olvidó de que no importa qué vino tomas sino con quien lo tomas y en qué momento. Tal como ocurre en las charlas de mate.
Tal vez estoy sobredimensionando un poco las cosas. Pero creo que es parte de una costumbre que me está molestando o, al menos, me hace ruido en la cabeza desde hace un tiempo. Uno no debe hacer algo o ir a algún lugar porque te deja bien parado a los ojos del otro o porque es políticamente correcto. Uno debe hacerlo si siente que tiene que hacerlo. Es así de simple. Habrá obligaciones de por medio en algunos casos. No lo niego. Pero, en mi caso prefiero mantener la autenticidad de mis intenciones. Y esta es, al fin y al cabo, parte de la esencia de Eurisko.
Dichas estas palabras, les informó que, a pesar de que mis notas predominen en este espacio, el juego está abierto a todos aquellos que quieran participar en la redacción. Poco a poco, estoy armando un interesante equipo de colaboradores. Y eso me entusiasma. Y mucho (Momento para el chiste interno: Me salió a lo HG).
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lunes, 20 de octubre de 2008
Humor de miércoles con acento mendocino
Más de uno debe pensar que el mundo está lleno de improvisados cuando ve que el rumbo del país no vaticina un futuro promisorio o, simplemente, cuando su equipo de fútbol desde hace tres temporadas que no gana un partido por culpa de un entrenador que no sabe escuchar el reclamo de los hinchas que lo ven por televisión.
El teatro no es ajeno a esa expresión. Sin embargo, a diferencia de los que prefieren la comodidad que brindan esas palabras liberadoras de toda culpa, se las apropia para formar con ellas una obra. Y de esta herramienta es de la que se vale el elenco mendocino de El Taller que se presentó la semana pasada en tres funciones en El Viejo Teatro.
Durante tres días el grupo supo desplegar toda una galería de gags y absurdas situaciones gracias a la inestimable colaboración del público con su aporte de frases, disparadores de lo que, luego, se desarrollaba sobre escena.
Ya de entrada, la sorpresa fue constante. Una pelea entre los artistas parecía anunciar que todo se había acabado, pero eso fue tan solo la antesala de más de una hora y media de auténticas carcajadas.
Herramientas teatrales, mix de géneros, la cantata y el teleteatro venezolano fueron tan sólo una parte de la serie de números que los actores, unos más que otros, representaron.
Lo atractivo de todo el espectáculo radicó en la frescura y soltura con la que los intérpretes enfrentaban cada una de las situaciones que iban surgiendo. Eso le dio a todo el conjunto un clima fraternal pocas veces visto en la zona, ya sea por los gestos, la tonada o el hecho de que los presentes, de alguna manera, eran autores de lo que se estaba viendo.
Si bien la acústica del lugar supo jugar en contra, no fue lo suficiente como para afectar la obra en general. Se nota la experiencia de los años en cada uno de los jóvenes. Por eso, el mayor reconocimiento que el espectador puede hacer, no es con un fuerte aplauso, sino con ir a verlos otra vez. Claro está que tendrá que ser el año que viene. La espera será larga.
El teatro no es ajeno a esa expresión. Sin embargo, a diferencia de los que prefieren la comodidad que brindan esas palabras liberadoras de toda culpa, se las apropia para formar con ellas una obra. Y de esta herramienta es de la que se vale el elenco mendocino de El Taller que se presentó la semana pasada en tres funciones en El Viejo Teatro.
Durante tres días el grupo supo desplegar toda una galería de gags y absurdas situaciones gracias a la inestimable colaboración del público con su aporte de frases, disparadores de lo que, luego, se desarrollaba sobre escena.
Ya de entrada, la sorpresa fue constante. Una pelea entre los artistas parecía anunciar que todo se había acabado, pero eso fue tan solo la antesala de más de una hora y media de auténticas carcajadas.
Herramientas teatrales, mix de géneros, la cantata y el teleteatro venezolano fueron tan sólo una parte de la serie de números que los actores, unos más que otros, representaron.
Lo atractivo de todo el espectáculo radicó en la frescura y soltura con la que los intérpretes enfrentaban cada una de las situaciones que iban surgiendo. Eso le dio a todo el conjunto un clima fraternal pocas veces visto en la zona, ya sea por los gestos, la tonada o el hecho de que los presentes, de alguna manera, eran autores de lo que se estaba viendo.
Si bien la acústica del lugar supo jugar en contra, no fue lo suficiente como para afectar la obra en general. Se nota la experiencia de los años en cada uno de los jóvenes. Por eso, el mayor reconocimiento que el espectador puede hacer, no es con un fuerte aplauso, sino con ir a verlos otra vez. Claro está que tendrá que ser el año que viene. La espera será larga.
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Grupo El Taller,
Humor de miércoles
Génesis de Eurisko
Desde hace ya un tiempo, venía girando por mi cabeza la idea de crear un blog con el que pudiera expresar las cosas que me pasaban y las cuestiones culturales a las que suelo asistir con frecuencia. Estos espacios brindan la posibilidad de poder decir las cosas realemente como uno las piensa, sin guardarse nada por la auto censura que se puede ejercer al trabajar en un medio de comunicación o por las "obligaciones" que el mismo pueda ejercer sobre el periodista, en este caso, quien les habla. O escribe mejor dicho.
Eurisko quiere decir en griego "descubro cosas". La palabra tiene un doble significado. Primero, porque, a pesar de que en varias ocasiones voy a hablar de personas y hechos a los que yo estoy acostumbrado, con las posibilidades del blog voy a poder descubrir facetas a las que antes no había llegado. Es decir, hablarlas desde otras óptica sin presión alguna. Segunda, por un chiste interno que los que me conocen saben a cuento de qué viene. Y los que no, podrán descubrirlo a lo largo de las notas. Y, justamente, de esta última palabra es de la que quiero hablar ahora.
En este sitio no sólo habrá reseñas de mi vida y de los espectáculos locales, sino entrevistas a los artistas de nuestra ciudad, movidas culturales y críticas, ya sea de una obra de teatro, una exposición fotográfica, un recital o una película.
Se trata de hablar de las cosas que me movilizan, al fin y al cabo. Y hablando de ello es cuando se comienza a descubrir a uno mismo.
Eurisko quiere decir en griego "descubro cosas". La palabra tiene un doble significado. Primero, porque, a pesar de que en varias ocasiones voy a hablar de personas y hechos a los que yo estoy acostumbrado, con las posibilidades del blog voy a poder descubrir facetas a las que antes no había llegado. Es decir, hablarlas desde otras óptica sin presión alguna. Segunda, por un chiste interno que los que me conocen saben a cuento de qué viene. Y los que no, podrán descubrirlo a lo largo de las notas. Y, justamente, de esta última palabra es de la que quiero hablar ahora.
En este sitio no sólo habrá reseñas de mi vida y de los espectáculos locales, sino entrevistas a los artistas de nuestra ciudad, movidas culturales y críticas, ya sea de una obra de teatro, una exposición fotográfica, un recital o una película.
Se trata de hablar de las cosas que me movilizan, al fin y al cabo. Y hablando de ello es cuando se comienza a descubrir a uno mismo.
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